¿QUÉ HAY EN EL NOMBRE? - por Paul M Hanssen
En los días bíblicos, dar un nombre a un niño no tenía nada que ver con la moda, la tendencia o la singularidad. Hoy en día, es común que los padres intenten inventar un nombre para su bebé recién nacido que sea único, diferente o considerado lindo. Todo eso está bien y no tiene nada de malo. Pero en la época de la historia bíblica, dar un nombre a un niño tenía un peso y una responsabilidad tremendos. Un niño era nombrado por inspiración e intuición. Se le daba un nombre que coincidiría y se relacionaría con la naturaleza y el carácter del niño. Se daban nombres que hablaban de las circunstancias del nacimiento del niño, así como de la vida futura y el destino del niño. Por lo tanto, ¡el nombre de pila también era una profecía!
El primer ejemplo en la Biblia de un nombre dado fue Adán. Adán simplemente significa "hombre" o humano. Adán fue el padre de toda la humanidad. Adán llamó a su esposa Eva (Génesis 3:20), que significa "dadora de vida". Juntos, el hombre y la dadora de vida se convirtieron en los padres de toda la humanidad. Los nombres que ambos llevaban demostraban el papel profético que Dios les había dado. Adán y Eva son los primeros ejemplos de nombres que se les dieron tanto a los bebés recién nacidos como a aquellos sobre quienes Dios habló Su propósito profético. Dios nombró y cambió los nombres de numerosas personas a lo largo de la historia bíblica, todo dependiendo del propósito profético y del llamado de Dios sobre sus vidas.
El ángel Gabriel visitó a la virgen María una noche cuando estaba sola en la ciudad de Nazaret. Vino con una palabra profética directamente del Salón del Trono de Dios en el Cielo. Gabriel no solo le informó a María de la concepción milagrosa que estaba a punto de tener lugar dentro de ella, sino que también le informó del nombre de Aquel que iba a nacer.
Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. (Lucas 1:31)
El nombre, Jesús (Yehoshua), significa la "Salvación de Yahweh". Su Nombre llevó escondida la promesa profética de Dios de proporcionar redención para la humanidad a través de Su Hijo unigénito. Su nombre, Yehoshua, reveló el propósito del Padre para su Hijo: traer la salvación a un mundo alejado de Dios por causa del pecado. Dentro de Su Nombre se esconden todas las promesas de Dios para la restauración de la humanidad. Además, todo el poder necesario para lograr la restauración y traer de vuelta a la humanidad a la comunión con Dios estaba escondido dentro de Su Nombre. ¡Qué nombre!
El Nombre de Jesús se puede comparar con una enorme caja de regalo. Una vez que se abre, los dones y las promesas de Dios pueden liberarse y, por lo tanto, cumplirse. Su Nombre, la caja de regalo, contiene todo lo que necesitamos para llegar al final y al cumplimiento máximo del propósito de Dios para nuestras vidas.
· La salvación se da en el nombre de Jesús (Hechos 4: 10-12)
· Se realizaron señales y prodigios en el Nombre de Jesús (Hechos 4:30)
· La vida se obtiene a través del Nombre de Jesús (Juan 20:21)
· El Espíritu Santo fue enviado en el Nombre de Jesús (Juan 14:26)
· El poder del bautismo en agua está en el Nombre de Jesús (Hechos 2:38, Hechos 8: 12.16, Hechos 19: 5)
· A los cojos se les hizo caminar en el Nombre de Jesús (Hechos 3: 6)
· Pablo habló con valentía en el Nombre de Jesús (Hechos 9: 27-29)
· Los demonios fueron expulsados en el nombre de Jesús (Hechos 16:18)
· La justificación se encuentra en el Nombre de Jesús (1 Corintios 6:11)
· Los Apóstoles predicaron y enseñaron en el Nombre de Jesús (Hechos 4:18, Hechos 5:40)
· La acción de gracias se hace en el nombre de Jesús (Efesios 5:20)
· Los apóstoles dieron mandamientos en el nombre de Jesús (2 Tesalonicenses 3: 6, 1 Corintios
1:10)
No hay duda de que la lista que se proporciona aquí podría seguir y seguir. No obstante, se ha establecido el punto. Nada se gana ni se logra en nuestra vida espiritual sin el Nombre de Jesús. Por eso Pablo les dijo a los santos Colosenses:
Y todo lo que hagáis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el Nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios, el Padre, por medio de él. (Colosenses 3:17)
Cuando nuestras palabras y hechos gotean con el ungüento y el poder del Nombre de Jesús, el efecto es un resultado duradero y eterno. El Nombre de Jesús contiene todo el poder de la Deidad (Colosenses 2: 9). Por lo tanto, el Nombre de Jesús es el Nombre sobre todos los Nombres (Filipenses 2: 9). Es ante el Nombre de Jesús que se doblará toda rodilla en el Cielo y en la Tierra y debajo de la Tierra (Filipenses 2:10). El Nombre de Jesús es como un arsenal completamente cargado que contiene todos los poderes necesarios para vencer a cualquier enemigo u oposición demoníaca. El Nombre de Jesús rebosa e irradia el poder del Dios Todopoderoso. Nada puede estar delante del Nombre de Jesús. Todo debe ceder, someterse e inclinarse ante el Nombre de Jesús. Su Nombre contiene todo lo que necesitas para cumplir la tarea que te ha encomendado el Padre Celestial.
Poco sabía María de la increíble promesa profética contenida en el Nombre de Jesús cuando escuchó por primera vez el Nombre que se le iba a dar a su hijo. Poco sabía ella que todas las necesidades de la humanidad serían satisfechas poniendo su fe en ese Nombre - el Nombre de Jesús, ¡oh, qué Nombre!
Mientras celebramos esta temporada navideña, la temporada en la que recordamos el momento en que Gabriel anunció por primera vez el Nombre de Jesús, abracemos Su Nombre como nunca antes lo habíamos hecho. Abra la caja de regalo que nos envió Dios que contiene todo el poder del Nombre de Jesús al decir Su Nombre, cantar Su Nombre, amar Su Nombre, inclinarse ante Su Nombre, usar Su Nombre en palabras y obras, y centrar esta época navideña alrededor del Nombre de Jesús. Jesús, ¡oh, qué dulce es el Nombre! ¿Qué hay en el nombre? ¡Todo lo que necesitamos!
¡De parte de la hermana Gwen y de mí, orando para que tengas una Navidad bendita llena del poder y la presencia de Jesús!
-Paul M. Hanssen
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